Primer boceto de La Torre de la Igualdad
Carbón sobre papel contínuo.
800 x 284 cm.
Rajado en verticales a mano alzada.
Dividido en 32 fragmentos para facilitar su montaje, transporte y almacenaje.
Deconstrucción.
2000 Puerto Lumbreras.
Primer boceto de La Torre de la Igualdad
Carbón sobre papel contínuo.
800 x 284 cm.
Rajado en verticales a mano alzada.
Dividido en 32 fragmentos para facilitar su montaje,
transporte y almacenaje.
Deconstrucción.
2000 Puerto Lumbreras.
Jotta en lo alto del primer boceto de La Torre de la Igualdad,
moviendo el orden de los fragmentos del dibujo, operación a
la que llamé:El Baile de las Charnelas.
Diversos momentos del trazado, rasgado, deconstrucción y baile de las charnelas
en el primer boceto.
Instalación del segundo boceto en la exposición Hallazgos Heridas y Ruinas en La Neomudejar,
2017-18 Madrid.
Con Nestor Prieto y Francisco Brives codirectores de La Neomudejar, en el montaje de la exposición Hallazgos, Heridas y Ruinas.

Dibujos de La Torre de la Igualdad.
El proyecto La Torre de la Igualdad dio algunos dibujos, entre los que destacan los dos bocetos a tamaño natural que sirvieron de estudio para establecer la estrategia del procedimiento a seguir.
Ese fue el caso del primero, donde experimenté y corregí errores, y esbocé con el segundo una plantilla para el encaje del cuadro.
Están realizados a punta de carboncillo y, una vez acabados, siguiendo el proceder habitual en mi obra, se deconstryeron.
El primer paso una vez dibujada la torre fue cortarla en treinta y seis tiras, y el segundo, alterar su orden.
Se dibujaron en la misma proporción del cuadro para trasladar a la tela el diseño de la estructura; así, en el primero, vi una primera imagen de la torre que quería pintar y planifiqué las diferentes acciones: deconstrucción en treinta y seis piezas de 800 x 10 cm, “charnelas”, y alteración del orden de las piezas,
“baile de las charnelas”.
El segundo dibujo, de 400 x 360 cm, es el diseño del vértice de la torre, que trasladé al cuadro copiando cada una de las “charnelas” mediante el recurso de levantar la “charnela” del dibujo y colocarla junto a la “charnela” de tela que quedaba vacía, de esta manera dibujaba nuevamente, pintando al óleo.
Se trataba de controlar con facilidad la estructura de un cuadro de gran formato, expresando correctamente la altura mediante puntos de fuga previamente estudiados, así como el ángulo del esquinazo de la fachada.
Pudimos experimentar, a nuestra escala y con nuestros recursos, las enseñanzas y el rigor de épocas del pasado, sin dejar por ello de ser contemporáneos y de estar en el mundo.
Finalmente, se dividieron en piezas que armaban los dibujos como políptico para facilitar su almacenaje e instalación, y tan interesante fue dibujarlos, como la grabación del proceso.